Wednesday, May 7, 2014

César Estrada y una vida llena de música y teatro



César Estrada recuerda una frase que lo hizo tomar la dirección que lo puso donde está. La dijo Marcos Malavia en una clase en la Escuela Nacional de Teatro: “Las personas tienen dos opciones: irse por el camino de la vida o por el camino del trabajo”. El primero depara un goce honesto de lo que se hace; el segundo, sacrificio a cambio de dinero. Estrada no dudó al momento de elegir.

Para César, escoger el camino indicado en el mundo no le ha sido difícil, como cuando en 2006, después de haber decidido con su esposa llevar una vida familiar, viviendo de sus respectivas profesiones (él sicólogo, ella educadora) en su Chile natal, les llegó la aceptación de su postulación para la Escuela Nacional de Teatro en el periodo académico de 2007 (la habían enviado para inscribirse en 2004), y sin pensarlo dos veces dejaron todo y se vinieron a Santa Cruz. Ahí empezó otra historia, la definitiva, pero que aún se sigue escribiendo en las tablas, con música y cantos.

Teatreando
César es el director del elenco Titiritando Teatro, creado junto a su esposa, Judith Galdámez, en 2010. En el reciente festival de música barroca se presentó en siete ocasiones en la Carpa Barroca para niños, con grupos como Music House, Dulces Ayres y Consonare, haciendo lo que más le gusta: actuar.

“Nuestras profesiones anteriores nos han ayudado a canalizar el modo de llegar a los niños, porque en muchos lados el teatro infantil trata a los niños como si fueran tontos, y en realidad los niños saben mucho, son muy inteligentes y así uno también, de manera inteligente, tiene que acercárseles”, explica Estrada. Él y Judith vieron en esto un motivo más para seguir haciendo obras dedicadas a los más pequeños.

César piensa en otra frase, una dicha por el filósofo Humberto Maturana:“El futuro de la humanidad no son los niños. Somos nosotros, los adultos, con quienes ellos crecen”, por eso en Titiritando siempre están investigando, viendo la mejor forma de llegar al público infantil, porque ellos sienten la responsabilidad de guiarlos.

La vida en Santa Cruz
En estos siete años en Santa Cruz, César visualiza cuando llegó y lo que significó acostumbrarse a otro modo de vida, los códigos del ‘nuevo’ idioma, incluso el medioambiente, a pesar de que su esposa había vivido antes acá durante 14 años. Pero siempre estuvo el teatro para rescatarlos.

Como aquella vez que ya se les estaban acabando los ahorros de Chile después de un año de estudiar y tomar trabajos temporales. No sabían qué hacer y resolvieron poner en práctica lo aprendido en las clases: hicieron un número de teatro y acrobacias en algunos semáforos. A la gente le gustaba y les retribuían. A partir de ahí afirmaron su plan de vivir del teatro, que sigue firme hasta ahora.


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