Sunday, May 10, 2015

Bellott: “Muchas personas solo me abrazaban y seguían llorando”

Al concluir Tu me manques y aparecer todo el elenco para agradecer los aplausos del público con una venia, el director Rodrigo Bellot lloraba, el protagonista Carlos Valverde también lloraba y en realidad pocos de los miembros del numeroso grupo podían contener las lágrimas.

Frente a ellos, los espectadores se unían al llanto general. Más de 2.000 personas asistieron a las cinco únicas funciones que tuvo la obra de teatro que causó un aluvión de comentarios en Facebook y que es requerida para su repetición, antes de que el director regrese a fin de mes a Nueva York, donde radica desde hace 15 años.

Te echo de menos
Cuando en 2011 Rodrigo Bellott perdió a un amigo muy querido que se suicidó a pocos días de cumplir 26 años, jamás se imaginó que esa situación tan dolorosa sería el prólogo de una obra sobre la homosexualidad, que voltearía taquilla, en la tan conservadora Santa Cruz de la Sierra.

“Ojalá tenga aceptación”, fue una de las advertencias que recibió antes del estreno y que luego se revirtió con un público conmovido por la historia que transcurría en el escenario y que la asociaba con la de un hijo, amigo, familiar o la de ellos mismos.

“Años después de la muerte de mi amigo, escribí una carta con lo que le diría si no se hubiera suicidado y lo que le dijera a todos mis seres queridos que viven muertes en vida, escondiéndose, aterrorizados del qué dirán y sacrificándose por el bienestar social de sus padres, pero este texto solo cobró sentido cuando se hizo público a través del arte, ya que es la historia de todos: homosexuales, heteros, mujeres, gordos, flacos y de cualquier persona diferente”, expresó Bellott sobre la concepción del trabajo.

Yo también te echo de menos
Tu me manques generó reacciones inmediatas y las redes sociales transmitían el ‘sopapo’ que les propició a muchos la historia de Gabriel y que le valió al realizador emails, llamadas de teléfono y abrazos de agradecimiento. “El aplauso era honesto, eufórico, catártico, y al final siempre me encontré con ojos llorosos y mucha gente que no llegaba a decirme nada, solo me abrazaba y seguía llorando”.

“La obra fue muy interesante, real, demasiado triste.

Tantos jóvenes sufriendo en silencio. Quisiera gritar al mundo que no son enfermos. Me duele el alma porque sé lo que es llorar a escondidas por algo que no se puede cambiar, solo aceptar, pero con mucho miedo. Te quiero mucho y siempre seré tu madre. No debes tener miedo, tienes una mamá y hermanos que de verdad te aman”, dice parte de una carta que llegó a un integrante del elenco.

Fueron muchas las cartas que llegaron y que fueron leídas en voz alta, actores y músicos, que se abrazaban y lloraban.

“Valverde llora de verdad los últimos 15 minutos del guion y continúa después de terminado, hasta lo he visto irse con su vestuario y sentarse en su Toyota a llorar solo. Sé de padres de familia que empezaron a llorar en el auto y no pudieron parar y de otros que se rompieron al llegar a su casa. Eso es lo más gratificante”, comentó el director sobre la catarsis que generó y que enfrentó a las personas con la posibilidad de perder a un hijo o a cualquier ser querido.

Finalmente, basándose en las reacciones de su audiencia, el cineasta boliviano considera que la obra alcanzó su objetivo, y espera seguir difundiendo el mensaje de esperanza a todos aquellos seres extraordinarios.

“Santa Cruz puede ser conservadora, pudorosa o especial, pero tiene mucho amor, y el amor de un padre y una madre es incondiciona, y la obra les recordó eso. La gente se sintió capaz de amar y perdonar. La aceptación es otra cosa, y eso toma tiempo”, finalizó

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