Sunday, December 20, 2015

Chaplin Latino: “Cuesta mucho irme de Santa Cruz

al vez no conozcás a Christian Doxrud, pero con seguridad sí has visto en la calle o sobre algún escenario a Chaplin Latino, el personaje que ha interpretado durante los últimos años en el centro de la ciudad, aquel que detenía el tráfico y reunía a decenas de ciudadanos a su alrededor para hacerlos reír con sus ocurrencias de mimo.

Este chileno, que Santa Cruz adoptó, dará su último regalo a la ciudad el 24 de diciembre, en la plaza principal, a las 17:00, antes de retornar a su país, para continuar con una nueva misión: abrir una escuela de kung-fu, que llamará Shaolin Tao.

_Cristian ahora se dedicará al kung-fu, ¿desaparecerá para siempre Chaplin Latino?
Claro que no, en algún momento seré mimo, solamente que ahora tengo como prioridad esta nueva misión.

_¿Por qué te inspiraste en Charles Chaplin para vivir?
El fue un visionario, un hombre adelantado a su época. Me gustaría ser como el, crear cosas que todavía no existen, así como unir el humor con el kung-fu, que es algo que estoy pensando.

_¿Cómo llegó Chaplin Latino a Bolivia?
Fue una casualidad, Bolivia era un país más en mi camino, yo iba y venía, pero me quedé aquí porque entré a la Escuela Nacional de Teatro y además me enamoré. Pasaron muchas cosas que cambiaron mi vida.

_¿Cómo fue tu historia en suelo cruceño?
Empecé yendo todos los días a trabajar a la plaza principal, donde inspiré a mucha gente, ¡incluso me daba miedo porque hacían lo mismo que yo! Luego llegaron contratos con empresas grandes, salí en la TV y ya no fui mucho por allá.

_¿Esta ciudad te cambió la vida?
Sí, lo que aprendí aquí no lo hice en ninguna otra ciudad de los 14 países que conocí. Antes viajaba con una mochilita sin saber dónde iba a parar, pero ahora facturo, me despierto temprano, voy al contador, tengo mi empresa... cosas que cuando salí de casa no pensé que haría. Era muy ‘hippie’. Soy una especie de Kafka a la inversa, pasé de ser una cucaracha a un ser humano.

_¿Y tu vida familiar?
Tengo un hijo, Pablo, de 12 años, y si quiero ser un buen padre, tengo que dar el ejemplo, por eso encontré mi misión en el kung-fu, la disciplina que adquirí para ser una mejor persona y enseñarle eso a mi hijo.

_¿Qué pensás de Santa Cruz?
Es un paraíso, una ciudad en crecimiento, y la gente tiene que aprovechar eso. En cualquier cosa que hacés te va bien porque todo es nuevo. Me llevo la gente, el clima, tantas historias y el majao batido, un plato único e irreemplazable. Cuesta mucho irme de Santa Cruz... aquí surgieron mis raíces más profundas.

_¿Por qué cambiás el teatro por el kung-fu?
Todo empezó con las clases de kung-fu en la Escuela de Teatro, cuando el instructor Rober Ortiz me dijo que estudie en Shaolin Tao, que está en muchos países de Latinoamérica, y un año después de hacerlo terminé convirtiéndome también en instructor y descubriendo una herramienta para vencer los miedos, que te sirve para la vida.

_¿Qué te llevás de tu trabajo en las calles?
Una enseñanza gigante y el cariño de la gente. Trabajé mucho y la vida me ayudó, ahora toca ser recíproco.

_¿Qué harás en Chile?
En Valparaíso está toda mi familia, tengo casa, comida, una madre que me mime (risas), además tengo un dinero ahorrado para dedicarme a dirigir la escuela Shaolin Tao que abriré muy pronto.

_¿Qué te dicen tus amigos?
¡Que no me vaya! Estos días hubo personas que se acercan a preguntarme por qué me voy, algunas me siguen desde que llegué hace un montón, pero volveré, ¡siempre lo haré!

_¿Qué mensaje dejás a tu público?
Solamente puedo decirle ¡gracias totales!

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