El proyecto está dividido en tres partes: en la primera se realizan talleres con niños, jóvenes y artesanos en los que se les enseña las virtudes de las maderas nativas. Actualmente participan en el taller más de 20 personas: “Somos conscientes de que en San Ignacio existe la habilidad de tallar la madera pero falta conocimiento de herramienta y nuevas posibilidades de abordar el trabajo, así estamos compartiendo lo que sabemos con ellos”, explica Tereba.
El escultor aclara que la labor que realizan nace de un cruce de experiencias. Tereba considera que donde los artesanos necesitan más capacitación es en los acabados, ya que estos suelen ser rústicos.
Proyecto
La segunda parte del plan está enfocado en realizar entrevistas que se hacen a ciertas personalidades del lugar relacionadas con la madera. “Serán audiovisuales que ayudarán a difundir estos saberes ya que muchos de los jóvenes lo están olvidando, se están perdiendo las máscaras, los instrumentos”, apunta Óscar Soza.
Por último se realizará un laboratorio. Soza comenta: “Venimos a investigar las maderas y abordamos el tema como artistas, realizando una serie de obras, analizando las propiedades de la madera. Haremos dos esculturas públicas en una madera durísima, nativa, llamada yeguaparaque”. Una será para el cabildo indígena y la otra para la fundación cultural San Ignacio de Moxos.
Soza y Tereba participan del proyecto como parte del colectivo Arterias Urbanas, respaldados a través de una alianza estratégica con la Fundación Cultural San Ignacio de Moxos y también en coordinación con el cabildo indígena
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