La Paz lleva ventaja. Desde hace dos años es municipio pionero en tener una Ley de Culturas, la 265, que aunque sigue en reglamentación, consolida la cultura como pilar del desarrollo de la ciudad.
Con la mirada puesta en ese modelo, el colectivo Resiliencia invitó a Andrés Zaratti, secretario de Culturas de la Alcaldía paceña, a compartir su experiencia. La cita fue en Casa Melchor Pinto, con una notoria asistencia de actores del municipio de Santa Cruz, entre ellos la secretaria de Planificación y Finanzas, Sandra Velarde.
Zaratti enfatizó en la importancia, sobre todo, de la voluntad política para lograr el cometido de dar un buen porcentaje del POA, de disminuir el énfasis en construcciones, de brindar condiciones adecuadas sin perpetuar la subvención, pero, sobre todo, de recordar que por encima de los sectores, el fin último de las gestiones es el ciudadano como actor cultural. La autoridad invitó a los involucrados a aprovechar el momento de tensión entre artistas y Alcaldía como una oportunidad para favorecer a la cultura.
_¿Cómo ve la relación entre artistas y municipio cruceño?
Al conflicto no hay que escaparle, más bien lo que sucede genera posibilidades para que Santa Cruz se sume al universo de posicionar lo cultural con una ley muy específica. Los gobiernos locales deben ser los principales actores en este proceso, no esperar las normas nacionales como antes. Sociedad civil y Estado separados pueden hacer esfuerzos, pero no tienen impacto, hay que combinar miradas.
_En su exposición dejó claro que los municipios son actores, no subvencionadores.
Partimos del principio de coparticipación. Acostumbrar a alguien a recibir dinero de manera continua genera que cuando el Estado no tenga recursos el proyecto se inviabilice; hay que apoyar proyectos que tengan una continuidad por esfuerzos de los propios actores, fortaleciéndolos con recursos, pero no como sustento principal. El Estado tiene que apoyar la cultura, pero con equilibrios, con un grado de sostenibilidad. La sostenibilidad no solo viene de los gestores culturales, también de las reglas e incentivos del Estado.
_¿A los artistas les cuesta entender esa lógica?
Es complicado, muchos artistas hacen festivales de manera independiente, sin relación con entidades públicas, pero en el caso de La Paz, la política ha sido apoyar eventos que ya tenían trayectoria. Siempre se puede hacer una primera versión de algo, pero la idea es premiar la sostenibilidad; cada vez es más complicado recibir otro tipo de apoyos de la cooperación, que ha disminuido mucho, o del empresariado. En la Ley de Culturas buscamos generar incentivos para que el empresario apueste, no solo como auspicio, sino como inversión. La dependencia es mala, el artista debe tener un marco que implique cambiar muchos de los conceptos y también nosotros los preceptos que tenemos de los artistas.
_Ustedes apostaron por hacer del ciudadano un actor, no solo consumidor cultural ¿Cómo se puede llegar a eso en Santa Cruz?
Desconozco la hermenéutica cruceña, pero generar una norma sectorial sería un error. Hay que tener una visión más amplia en esta perspectiva de ver lo cultural como algo que mejora las condiciones de vida de los ciudadanos, ya sea apoyando a los artistas para que mejoren, como a través de otro tipo de proyectos que empoderen al propio ciudadano. Además es muy complicado en tema de definiciones, no existen en el país suficientes instituciones que den certificación de formación artística para determinar quién es o no artista.
_¿La economía lleva por delante a la cultura aquí?
Cada lugar tiene su propia dinámica, Santa Cruz tiene ventajas comparativas por el desarrollo económico, que implica mayores recursos para invertir, que es una oportunidad de cambiar las mentalidades de ver lo cultural, no como gasto. En un muy corto plazo Santa Cruz podría tener mayor ventaja comparativa porque tiene un sector empresarial mucho más grande, si encuentra la importancia. Esto puede avanzar a pasos gigantescos en comparación con nosotros. Sociedades que invierten más en cultura necesitan menos policías, son menos violentas, más tolerantes, productivas y felices. El espectáculo nos da una mirada distinta a la sociedad, es un espejo, por eso las dictaduras a los primeros que exiliaban era a los artistas.
_¿Cómo transitar entre un gobierno que solo construye a otro que se sustenta en cultura, como Medellín?
Esa es una intuición de las cabezas, de ahí la importancia de la voluntad política, es el alcalde quien determina prioridades, pero también la visión de incorporar a gente, más allá de los pedidos del sector. En Santa Cruz no se solucionará en un año, pero es una potencialidad para seguir construyendo. En La Paz estamos alejados de niveles como Medellín, pero estamos en camino; Santa Cruz está entrando en ese camino y lo aplaudimos, por eso hemos asistido, no por estar a favor de alguien, sino porque de estas condiciones del conflicto surgen las soluciones.
_¿Qué sería lo adecuado a nivel del POA?
Dar un buen porcentaje, en La Paz es del 3,5 de recursos propios, que equivale al 2% del POA general. Recordemos que más del 50% del POA de La Paz equivale a recursos propios porque no recibimos transferencias por IDH como Santa Cruz. Partimos del documento Agenda 21, que dice que hay que destinar el 1%. No es solo dar la plata, sino dar la plata para qué.
_Luis Revilla está asumiendo la presidencia de Mercociudades.
Él planteó como lineamiento central de su presidencia apostar por el tema cultural como pilar del desarrollo. Desde la Agenda 21, vemos cómo desde lo cultural apoyamos salud, medioambiente, etc, y ese es el camino que hemos tomado. Cuando uno se vuelve sectorial se mira el ombligo, la realidad te rebalsa.
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