Wednesday, March 26, 2014

Nicole A. Pardo tras su destino, la danza

Nicole Alejandra Pardo baila a donde vaya, y lo hace sin perder el paso desde que sus padres la inscribieron en la Escuela de Jazz Dance Ballet Uriarte en Santa Cruz, el año 2000. Es perseverante. A sus 19 años continúa su carrera artística de danzas y acrobacia en Buenos Aires (Argentina) en el estudio de Flavio Mendoza, coreógrafo y director artístico reconocido por su trabajo en el programa Showmatch.

Su vida y estudios son una travesía fuera del país. Hace ocho años, tras el divorcio de sus padres, se mudó con su madre y hermano a Asunción de Paraguay, donde tomó clases de teatro y hip hop. Sin embargo, su inclinación por la danza dejó de ser un hobbie en Córdoba, cuando, a los 13 años, decidió profesionalizarse en el arte. Ella cuenta que sintió la certeza y tomó la decisión mientras bailaba danza árabe en la escuela de la profesora Mariela Gramajo.

No se rinde ni se queja
Para Nicole no existen sacrificios porque la mueve su pasión. En las mañanas madruga para recorrer grandes distancias y llegar a tiempo al estudio de Flavio Mendoza, donde aprende acrobacia de piso y aérea, danza clásica y contemporánea, jazz, hip hop, interpretación, ritmos urbanos y hasta trucos de pole dance.

“Son muchas horas de entrenamiento físico sin parar. A veces cuando estoy arriba de las telas (haciendo acrobacias) me siento cansada y hasta con cierto miedo pero sigo subiendo, pienso en los frutos de mi trabajo y recupero las fuerzas”, confiesa a Para Ellas.

No obstante, se esfuerza más, ya que no le basta con aprender danza, también la enseña; es instructora de baile en una academia para niñas. No hace magia pero, según relata, tiene el talento para convertir una persona con dos pies izquierdos en un trompo.

Con ese mismo espíritu ha dictado clases en otros lugares como el Club Deportivo Huracán, Axion Gym y Callao Center; está acreditada por un título a nivel terciario de la Escuela de Ritmos
Era, que obtuvo cuando estaba todavía en el colegio. Nicole aprende para enseñar y enseña para seguir aprendiendo.

Indica que estudiar en el extranjero no es cosa fácil porque también supone grandes inversiones económicas que no solo cubren sus padres, sino que ayuda a solventar con el dinero del trabajo que realiza como instructora.

El sueño de bailar
“No me gusta la danza, ¡la amo!”, aclara la joven que, a pesar de fantasear con grandes y glamorosos escenarios, no pierde la cordura, es consciente de que aún le falta mucho para ser la bailarina que sueña.

Forjando su camino al éxito, Nicole atesora buenas experiencias en Argentina, entre ellas el papel coprotagónico que consiguió en la comedia musical Melicienta, con el cual se fue de gira, como parte del elenco y como coreógrafa, por diferentes espacios teatrales de las provincias de Buenos Aires.

Ella no se olvida de las tablas sobre las que ha bailado, recuerda las del Alvear, el Empire, el Astral.“ El año pasado bailé en una muestra anual del estudio en el teatro Broadway, con el mismo despliegue técnico de la afamada obra Stravaganza de Flavio Mendoza”, relata con la emoción en cada palabra.

Reina del show
Nicole podría decir que nació para los escenarios o que su destino estaba marcado, pues estuvo a punto de nacer en uno. Ocurrió durante la feria exposición en 1994, un 24 de septiembre, cuando su padre Carlos Pardo producía un evento y su madre Carmen Fátima Saavedra entró en labor de parto mientras lo dirigía como maestra de ceremonias.

Ellos han sido su mayor influencia artística, según relata. De su padre, que es productor, dice haber adquirido la actitud para enfrentar el mundo del espectáculo, no solo por sus consejos sino porque le exigía como a cualquier otra bailarina cuando trabajaban juntos.

En su más reciente visita a Santa Cruz ella hizo un casting y participó de los ensayos para formar parte de los shows que organizó Carlos Pardo. Se presentaron en Santa Cruz e incluso viajaron a Cochabamba.

Esas vacaciones las define como “más que productivas”, ya que además pasó clases de salsa y clásico en Danzarte, de ritmos en Paso a Paso y de modelaje con Ronaldo Wellington. “No pretendo ser modelo pero tenía que dominar los tacones porque los uso en muchas danzas”, explica.

En sus próximas visitas a tierra cruceña Nicole espera concretar algunos proyectos que está planificando con Chicho Añez, de Fama Machine, academia donde fue alumna y pronto será profesora de baile.

Refiriéndose a su madre, que es locutora, heredó la carrera de doblaje y neutro que estudia paralelamente para complementar la actuación y personificar mejor sus coreografías, “la danza es un lenguaje universal del cuerpo, con el que mejor me comunico”, concluye

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