Sunday, July 31, 2016

El Pocholo y su marida presentan su nuevo show Grandes hitos y bien chistositos



Se sienten encasillados y están persiguiendo la renovación en el momento en que cumplen 21 años de actuación juntos, más que los que llevan de casados (13) Guery Sandóval del Carpio y Marianella Molina Travesí.

La pareja de esposos interpreta al Pocholo y su marida, precisamente los personajes adulados por el público y a los que ellos quieren trascender con su nuevo espectáculo, denominado Grandes hitos y chistositos, que durará 18 meses y que estará en siete capitales del país. Es más, están buscando cambiar el nombre al elenco, pero aún no tienen definido cuál será el nuevo.

Dentro de esta ola de cambios, para tristeza de muchos, el Pocholo dejará en el piso su colita, esa misma de la que lo mechoneaba la marida. También lanzará su disco de rock a fin de año.

Lo que sigue igual de estable y feliz es su relación matrimonial, que comenzó con todo tipo de olas en contra, desde la mala cara de los parientes cuando se enteraron de que los colegas eran pareja, hasta los celos típicos del primer año y el quiebre familiar que ocasionó que ellos abandonen Tralalá, la cuna que los vio nacer como artistas, para poner su propio equipo de trabajo porque no podían lidiar con la agenda viajera. “Están arriesgando una bella amistad por un mal amor”, les repetían constantemente.

Hoy las heridas quedaron atrás, son una pareja muy estable con dos lindas hijas: Camila (10) y María Belén (6), que al parecer seguirán los pasos porque no se pierden un show y en vacaciones se especializan en guionizar y actuar en la escuela de sus abuelos.

Y aunque la vida de artista no es para nada sencilla, porque no tienen su boleta de sueldo fijo cada mes, para ellos nada es opción alternativa. Llevan el arte en la sangre. “Es complicado. Tenemos momentos. Las mejores performances y épocas más altas de nuestra carrera han sido en los ratos más difíciles, me refiero a la pasión y libertad, desenvolvimiento escénico, con menos plata y público. A lo mejor tiene que ver el hecho de decir qué más me puede pasar. Tiene mucho que ver con momentos tristes, como cuando hemos perdido familia. Recuerdo que recién fallecido mi papi, un amigo me invita a su iglesia para participar en una noche artística. Mi alma estaba tan dolida que al momento de subir al escenario, algo me curó”, dice el Pocholo.

“Los artistas tenemos un bichito que nos hace amar esto”, agrega la marida, que estudió fisioterapia y que apenas ejerció un tiempo para regresar a las tablas que la vieron convertirse de niña en mujer.
Esa marida que hace el papel de dictadora en las presentaciones, es todo lo contrario en casa, según Pocholo. “Es buena actriz porque no se parece en nada a su personaje, a no ser que se enoje, y ahora que voy a ser docente, porque el otro día le dije: ‘De quién es esa comidita’ y ella ha escuchado, ‘voy a ir con mi alumnita’ y se ha vuelto marida (cuenta entre risas ante la mirada avergonzada y pícara de ella)”. Ambos reconocen que en la vida real son celosos.

Ella dice que su esposo es más interesante que el personaje que interpreta, pero eso sí, algo de Pocholo tiene. Le gusta cocinar, al extremo de que tiene entre sus planes poner un espacio gastronómico si el humor dejara de ser rentable para ellos. Eso sí, debe tener buena música, tal como le gusta, porque además tiene su grupo.
A diferencia de sus años mozos, reconocen que mantienen viva la pasión, pero también que guionizan los shows arriesgando menos, porque ahora son padres y dejaron el espíritu hormonal de los artistas en el pasado.

Los dos valoran mucho al público cruceño, que da un valor especial a los artistas, y al que catalogan como de delantera en este punto. “La gente piensa que los artistas somos robots, que no vamos al baño, no nos sentamos, que todo el tiempo hay que estar riendo, no les cuesta entender que ser artista es una forma de vida, no un estado permanente”, coinciden. Eso sí, con mucha humildad dicen que, así estén comiendo en familia o lejos de las tablas, no niegan una foto. “Aprendí que la foto que me piden es la misma que yo alguna vez pedí. Nunca puedes negarte porque te lo has buscado. Es una falta de respeto a alguien a quien has ido a mostrarte y esa persona da un feedback, responde a un estímulo tuyo”, dice el Pocholo, que también jura y perjura que trabajar y vivir juntos no les afecta como pareja. Cuando no, se extrañan


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