Tuesday, October 21, 2014

Silvana Vázquez dirigir el Centro de la Cultura Plurinacional en Santa Cruz, más que un trabajo

Para Silvana Vázquez dirigir el Centro de la Cultura Plurinacional en Santa Cruz, más que un trabajo, es su pasatiempo favorito. Licenciada en Comunicación Social y con una Maestría en Gestión del Patrimonio y Desarrollo Territorial, se declara una gestora cultural de profesión y de corazón. Seducida por el activismo cultural, la gastronomía y la moda, se ha desarrollado profesionalmente en áreas de coordinación de proyectos y comunicación de Cepad, Apac, DYA y TelArtes.

¿Cinco palabras con las que se defina?
S.V.: Leal, sincera, compleja, valiente y sensible.

¿Cómo ha sido llegar hasta la dirección del Centro Cultural?
S.V: Emocionante. Fue materializar un sueño como gestora cultural cruceña y boliviana. Es el resultado de mucho trabajo y esfuerzo, tomando en cuenta que incluso mi familia poco entendía o creía en lo mío, considerando también las caídas y los errores, pero no soy mujer de conformarse, así que aquí estoy. Sin embargo, es también un logro colectivo en tanto mi vinculación directa y militante con las redes culturales no solo de Bolivia sino de América Latina. El otro mundo posible lo encontré en las afinidades hacia el bien común con esas colectividades. Desde la Dirección del Centro Plurinacional de Cultura como parte de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, muchos procesos culturales podrían acelerarse desde Santa Cruz.

¿Cómo fue el inicio de la gestión?
S.V.: Interesante y desafiante. Se dio la oportunidad de avanzar en las rupturas patriarcales y machistas internas y externas, en una combinación con puertas que se abrieron para visibilizar la potencia artística, intelectual y cultural de Santa Cruz.

¿Qué diferencias y similitudes encuentra entre la actividad cultural que hay en Santa Cruz en relación a la de otras ciudades?
S.V.: La actividad cultural de cada ciudad es en cierta manera un reflejo de la sociedad y sus búsquedas, sueños y limitaciones, sin que eso implique un refuerzo de estereotipos negativos en los combates por la identidad. En Santa Cruz vivo diariamente la potente apertura de las y los actores de los movimientos artísticos y culturales hacia un acercamiento e intercambio en la dimensión país, como el insaciable deseo de aprendizaje y la hospitalidad; son valores agregados intangibles de quienes trabajamos desde esta ciudad. Esta es una característica reconocida a nivel nacional. Por otro lado, una similitud es que nos falta perder el miedo a ser productoras y productores de vanguardias, de explorar y exteriorizar las potencias creativas.

¿Cuesta hacer cultura en tierra cruceña?
S.V.: La cultura o más bien las culturas existen, se dan y se transforman. Lo que es difícil es ser artistas, gestor y gestora cultural en Santa Cruz y en Bolivia.

Uno de los objetivos de todo espacio cultural es atraer más público. Al respecto, ¿qué acciones ha emprendido o llevará a cabo?
S.V.: En el caso del centro, uno de los objetivos no es pensar la sociedad y la ciudadanía como público, sino como individualidades y colectividades activas e involucradas con la construcción del país y de otro mundo posible. Una de las primeras acciones en lo que va de mi gestión fue adscribir el centro como una instancia más dentro de la Red Cultural TelArtes que tiene un núcleo local cruceño y un entramado nacional. Pero sumando a la agenda latinoamericana de las redes con proyectos como Economía Colaborativa, Festivales en Red, Cultura de Red, en la construcción de un sistema de Circula Cultura, en la Red de espacios culturales "Co-workings solidarios", por mencionar algunos.

¿Hasta ahora, cuál ha sido el trabajo que más le ha gustado realizar?
S.V.: Amo todo lo que hago y aprendo, me siento bendecida. Pero lo que más me está gustando construir este año es el proyecto de Economía Colaborativa en su fase experimental. No pensé que en dos meses nuestros resultados en Santa Cruz se replicarían en La Paz y Sucre; de hecho no lo imaginé en ninguna otra ciudad. Y ahora somos parte de la gira latinoamericana gracias a lo que la comunidad colaborativa emergente está construyendo. Pero la mayor satisfacción es que comparto estos logros del experimento con amigas como Claudia Vaca (coordinadora del proceso), Ronaldo Vaca-Pereira, Fernando Figueroa, Nadia Callaú, Daniela Bolívar, Gabriela Durán, Lil Fredes, Shirley Ríos, Gali Padilla, Sonia Cameratta, es un listado bastante más largo y es una red más extendida.

¿Cómo se imagina un espacio cultural?
S.V.:Como en el que estoy trabajando: amplio, inclusivo, sin miedos a escuchar y atender la reflexión política de las y los artistas, lleno de colores, un espacio para el aprendizaje colectivo.

¿Qué es lo mejor de trabajar en un espacio cultural?
S.V.: Que los sueños se pueden hacer realidad y aportar a que los y las jóvenes encontremos la posibilidad de romper paradigmas y construir otros mundos posibles.

¿Qué proyectos personales tiene?
S.V.: Soy muy cercana y estoy involucrada en un hermoso proyecto de moda llamado Narcisa y que tiene como creadora a mi gran amiga y cómplice Mariana Carranza. Compartimos varios sueños desde su marca, además su propuesta en las prendas, las campañas y su uso de las nuevas tecnologías está cargada de arte, de revalorización de los textiles andinos de Bolivia y de mucha creatividad.

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