Thursday, May 1, 2014

Buenavista gozó al son del Ensamble Louis Berger

El Ensamble Louis Berger propuso una fiesta anoche en la iglesia de los Santos Desposorios de Buenavista. La agrupación argentina, en su tercer visita a este festival, contagió alegría con un repertorio compuesto por ocho villancicos y que volvió a interpretarse después de 300 años.

Fiesta de Corpus Christi al son de los bajones de Moxos, así se llama la obra completa, en la que los 16 músicos, que alternaban instrumentos de acuerdo a la pieza, lidiaron con el calor y con la no tan buena acústica del escenario (el ruido de los autos circulando, sobre todo) para ofrecer los ritmos de orígenes chiquitanos, recuperados y transcritos por el sacerdote Piotr Nawrot.

La velada se inició con la pieza El día del Corpus salen a bailar, en la que el ensamble mostró su calidad instrumental. Después de este tema, su director, Ricardo Massún, dio la bienvenida al público asistente, unas 200 personas, y agradeció además el buen gesto que les hicieron al llegar a Buenavista, cuando la orquesta del pueblo tocó para ellos brevemente.

Massún después de cada tema hablaba con el público, les contaba la historia de los instrumentos, de su relación con Bolivia, de cómo su participación en el primer festival, allá en 1996, cuando ellos llevaban dos años de formación, les cambió la forma de mirar la música.

Afinaron instrumentos

La magia jesuítica continuaba y se escucharon composiciones como ¡Plaza¡ ¡plaza¡ Que salen vistosos querubines y Al sentido confuso toquen alarma, permitieron escuchar las voces de sus cantantes. Los bajones moxeños sonaron en Sol que no ocultó el vuelo. La humedad les jugó una mala pasada con los instrumentos, las cuerdas de la mayoría son a base de tripa, y se aflojaban a cada momento, razón por la cual tenían que afinarlos constantemente.

La gente escuchaba atenta y respondía con aplausos. Atiendan y miren un nuevo primor y Por el copo del fuego, fueron los dos último villancicos (todos anónimos) antes del cierre final con el Te Deum, laudamus.

Así fue como el Ensamble Louis Berger selló su regreso a Bolivia

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