Sunday, May 11, 2014

Las voces de Palmarito quieren hacerse escuchar

El 25 de abril, en el marco del X Festival Internacional de Música Barroca y Renacentista, se estrenó a escala mundial Música de las Misiones Guaraníes, un repertorio que salió a la luz por primera vez en 300 años. Esa noche, en Camiri, junto a los músicos de la talla del Nordic Brass Ensemble (Noruega), y los reconocidos coros Arakaendar (Bolivia) y RCM London (Reino Unido), había 42 chicos del Coro Palmarito, que con sus voces retumbando en la catedral San Francisco de Asís coronaban un proceso iniciado en 2008.

Cómo surgió
El padre Tarcisio Dino Sabiatti llegó a Bolivia en los 70 a trabajar en salubridad, se instaló en el municipio de Gutiérrez, donde formó la escuela de salud pública Tekove Katu. El padre es italiano, y más allá de los temas de salud, quería desarrollar programas de arte, algo que la tradición de su país lo obligaba a hacer.

Seguidor del festival barroco desde sus inicios y admirador del trabajo de la orquesta Urubichá, en 2008 conoció en la Chiquitania a Adelina Anori, exmiembro de aquel conjunto y que por entonces enseñaba música en esa región, y le pidió que vaya por 15 días a Palmarito, una comunidad guaraní ubicada a ocho km de Gutiérrez, para ver si podía hacer algo con los jóvenes del lugar. Anori fue, armó un coro a tres voces con 50 integrantes (antes de ella estuvo la profesora de violín Gloria Mondori, que les dejó una base), le gustó el resultado, y después de esos 15 días, le dijo al padre Tarcisio que aceptaba quedarse en ese pequeño territorio guaraní.

“Mi sueño de siempre era presentarlos en el Festival de Música Barroca”, dijo Anori, de 34 años, y que llegó a viajar por España, Inglaterra y Holanda como miembro de Urubichá y de Arakaendar.

Un coro para un lugar donde la mayor parte del tiempo lo que impera es el silencio. “No hay muchas opciones aparte del coro. Los jóvenes hacen deportes también; algunos van al chaco a ayudar a sus padres por una semana o un mes”, explica Anori, que es profesora de música en el colegio San José por la mañana y por la tarde, en la escuela de música.

En tierra guaraní
Palmarito fue fundado en 1965, eran alrededor de 17 familias en ese entonces. Ahora son cerca de 125 familias, que suman alrededor de 900 habitantes.

La zona no cuenta con energía eléctrica ni agua potable. Para dar clases por las tardes un motor a combustible produce la corriente para el órgano electrónico que ocupa Anori. Para este año está previsto que les hagan las instalaciones que dotarán de este servicio básico. Adelina está preocupada por lo que pueda significar: distracciones con la televisión o las computadoras, pero el padre Tarcisio indicó que son tan pobres que pasará un buen tiempo hasta que alguien se compre una de estas cosas.

Disnarda Rocha, de Santa Ana de Velasco, ayuda a Adelina enseñando música. “Siempre escuché de la cultura guaraní y quería conocerla”, dice Rocha, que estudiaba Turismo en Santa Cruz cuando la invitaron a ir a Palmarito, y aunque le costó mucho acostumbrarse a la falta de comodidades, no quiso dejarlo. “Cuando uno ama lo que hace aguanta todo”, indicó Rocha, de 28 años, que integró las orquestas de su pueblo y la de Hombres Nuevos, de Santa Cruz.

En el coro están felices por las actuaciones en el festival, y quieren continuar con la música. Natalia Flores, de 17 años, viajó junto a otros cinco chicos de Palmarito a Italia en 2011, a participar del Festival Domenico Zipoli. Anori comentó que Flores es una de las candidatas a formar parte del Coro y Orquesta Arakaendar, dirigido por el músico inglés Ashley Solomon, y espera que alguna institución les pueda dar becas de estudio a sus dirigidos

Voces guaraníes

Aporte
El padre Tarcisio aporta con el refrigerio diario para después de las clases y también con dinero para el combustible del motor que genera electricidad.

Artesanías
Las madres de familia fabrican artesanías que sirven de ayuda al coro. Las estuvieron vendiendo en el festival barroco.

Unión
En el coro tenían que participar jóvenes de otras comunidades, pero la distancia entre estos sitios impidió que puedan ensayar juntos.

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