Wednesday, June 11, 2014

El piano ha sido la guía en la vida de Pablo Nomurois

Pablo Nomurois se fue muy temprano de Bolivia, apenas unos meses después de nacido, en 1982, su destino: Bélgica.

Dice que el 14 de febrero está registrado como su nacimiento, una fecha escogida un poco al azar, ya que sus padres biológicos, a los que nunca conoció, no le dejaron muchos datos a la persona encargada de buscarle un hogar adoptivo.

Natalí Callaú, la primera esposa del mítico escultor cruceño Marcelo Callaú, era esta persona; ella consiguió que una joven pareja de estudiantes belgas se interese por el pequeño Pablo y así fue como este emigró al Viejo Continente.

El regreso

El 14 de mayo pasado, en la Aecid, Pablo fue uno de los solistas invitados a la temporada de la Orquesta Sinfónica Juvenil. Sentado al piano, el concertista, de 1,60 m, interpretó el Concierto para piano en re menor, del compositor alemán Johan Sebastian Bach.

El público presente no tuvo dudas en el momento de pararse y aplaudir cuando los tres movimientos que componen esta obra fueron ejecutados de manera impecable.

La vida en Bolivia

Pablo hizo todos sus estudios en el Instituto Superior de Música y Pedagogía de la tierra que lo acogió. Recuerda tener siete años y esforzarse un montón por comprender las clases, las teorías, leer partituras.

Cuenta lo difícil que es hacer una carrera musical en un país como Bélgica y de sus dos anteriores intentos fallidos que tuvo por regresar a Bolivia.

“La primera vez vine por tres meses, en 2010, el frío húmedo, el idioma diferente y la falta de trabajo me hicieron regresar a Bélgica”, recuerda.

La segunda vez fue hace dos años. En aquella ocasión trabajó brevemente en el Instituto de Bellas Artes, y tocó en algún concierto. Allí conoció mucha gente y tuvo muchos amigos, pero laboralmente no le fue muy bien, el retorno a Bélgica fue la opción más favorable.

Las enseñanzas

Pablo cree que esta es la vencida. Enseña a niños en la Academia Suzuki, a los que intenta instruir como lo hizo su gran maestro, el italiano Roberto Giordano.

“Él va más allá de solo leer la partitura para tocar. Él estudia el contexto en que fue creada una sinfonía. Trata de saber en qué pensaba el compositor en ese instante. Eso es lo que yo quiero enseñar”, explica Nomurois.

Él es consciente del nivel que tiene, lo que le permite enfocarse en sus debilidades y tratar de mejorarlos día a día. “Sé lo que puedo hacer y lo que no puedo hacer”, indica y habla de las diferencias entre la música de Chopin y Liszt. Por ahora quiere dejar su huella en los alumnos que tiene y darles más opciones

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