¿Qué siente después de una década al ver los frutos del gran trabajo que hizo en Bolivia?
K.S.: Después de diez años verlo crecer es un orgullo, actualmente hay doce alumnos que todavía tocan de la primera orquesta y todo esto me emociona. Recuerdo cuando recibí la invitación para celebrar el décimo aniversario, sentí una gran emoción porque al comienzo pensábamos que no iba a resultar igual cada año y ahora ya son diez años. Pero hay que saber que hay muchas personas dedicadas a trabajar para la orquesta como el director, directorio artístico, directores de antes y los apoyos de muchas empresas y personas. La orquesta no es solo la obra de una persona, sino que es importante tener un líder con experiencia como la tuve yo.
Si tuviera la oportunidad de volver a dirigir una orquesta en Bolivia, ¿La aceptaría?
K.S.: Pues, ya me estaban hablando si habría una posibilidad para continuar en la orquesta de vez en cuando, pero solamente es un deseo ahora, aunque hay interés tanto de mí como de personas de acá (Santa Cruz).
¿Qué fue lo más difÍcil al fundar la orquesta?
K.S.: Recuerdo que nos faltaba algunos instrumentos, no teníamos corno, percusión, entre otros materiales que con el tiempo fueron llegando hasta que se fue consolidando la orquesta porque poco a poco fuimos coleccionado músicos y nos preparamos para el primer concierto en el que trabajamos mucho y tuvimos bastante éxito, claro que cada concierto después fue mejor.
¿Cómo ve el nivel de la Orquesta Sinfónica Juvenil, a diferencia de las internacionales?
K.S.: Cada orquesta es diferente, por ejemplo yo dirigí muchas veces la Orquesta Nacional Juvenil en Panamá durante muchos años y la orquesta no es la misma cada año, hay algunas veces que toca un poco difícil, en otros años hay nuevas personas que con su talento pueden tocar algo más dificultoso y la orquesta cruceña toca un nivel muy alto para ser una orquesta juvenil, tiene muy buenos músicos. Sería buena idea que en el futuro, la orquesta viaje por todo Bolivia y luego a otro países de Sudamérica y por qué no, a Europa, ya que muchas orquesta hacen esto.
¿Qué es lo más fácil para adaptar, una música clásica o de película?
K.S.: Para tocar música buena no es más fácil uno de otro. La música clásica es difícil porque necesita entender el estilo y la cultura que tiene esta música. Sin embargo, la música popular es un poco más fácil porque se oye más cada día. La música de película es más difícil de tocar porque muchos compositores tienen también composiciones para orquesta e instrumentos. Pero para mí todo depende de la canción porque en ambos estilos, hay fáciles como difíciles.
Conocemos que su esposa (Yvonne Mitchell) es pianista, ¿Cómo se complementan en la música?
K.S.: Es una satisfacción para nosotros tocar juntos. Ella lo hace en orquesta junto conmigo, a veces toca para mis alumnos, hacemos recitales y otras de las ocasiones, cuando tocamos para algunas bodas y esas cosas.
¿Cuáles fueron sus influencias para dedicarse de pleno a la música?
K.S.: Mi madre tocó y enseñó piano y mi abuelo que llegó de Rusia, siempre soñó con tocar violín aunque sus padres no lo dejaron. Alrededor de los 12 años estuve seguro que quería aprender a tocar violín porque desde pequeño mi cuarto en vez de póster deportivos como tenían mis amigos, yo colocaba de violinistas.
¿Cuáles son sus proyectos?
K.S.: Estoy escribiendo un libro sobre el violín contemporáneo, tengo algunas composiciones para publicarlas y luego continuar enseñando a algunos alumnos de diferentes escuelas a dirigir.
Una vida de maestro, entre la familia y conciertos
Llegó a Santa Cruz con 62 años y ahora goza de sus 72. Dirigió muchas orquestas durante su vida, enseñó dirección en universidades, tocó violín en varias orquestas sinfónicas, fue concertino en una orquesta en Pennsylvania y con toda la experiencia Kenneth Sarch se considera con espíritu de un joven y cree que esto es muy importante, "porque si yo tuviera el espíritu de una persona de mi edad, sería un viejo, que necesita energía y un espíritu con energía", indicó. Está casado con Yvonne Mitchell, Sarch tiene siete hijos en cuatro matrimonios, todos viven en Estados Unidos, a tres de ellos les gusta el deporte, uno es abogado y los otros también son músicos de diferentes instrumentos.
'Me estaban hablando si habría una posibilidad para continuar en la orquesta, pero solamente es un deseo ahora'.
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