Friday, August 2, 2013

El teatro se lo vive Dramaturgo. Andrés escobar dio su visión del teatro en Santa Cruz.

Nacido en Veracruz, México, Andrés Escobar, llegó a Santa Cruz cuando tenía 19 años en busca de encontrarse con su padre y demás familiares bolivianos. Desde entonces han pasado casi 9 años, anduvo estudiando arquitectura, pero el arte de las tablas pudo más. Se desempeña como director de la compañía de teatro Carne de Cañón, con la que dieron vida a "La locomotora loca", un espectáculo de variedades donde se encuentra magia y música. En un diálogo con El Sol nos dio su perspectiva del teatro en Santa Cruz.

¿Cómo se encuentra el actual movimiento teatral?
A.E.: La oferta teatral es muy variada, aunque no parezca. Se puede ver que hay un movimiento del que formamos parte con Carne de Cañón, y es este teatro que se cansa de los espacios de siempre y busca nuevas alternativas donde también se anuncian grupos como el Proyecto Bufo y la propuesta de Jorge Arturo Lora. También trabajos de otros personajes del medio como Vanesa Fornasari o Yovinca Arredondo.

¿Ha influido la escuela nacional de teatro (ENT)?
A.E.: Definitivamente la influencia de la ENT en el desarrollo del teatro en Santa Cruz es innegable. Es tan evidente que incluso un grupo como Ditirambo quizá no se hubiera aliado con un director como Luis Jiménez de no existir la escuela, aún si el director de Ditirambo, el señor Porfirio Azogue, quiera negar dicha influencia.

¿Qué se necesita para ser un director de teatro?
A.E.: Lo más importante para dirigir, según mi poca experiencia, es encontrar un lenguaje común con los intérpretes que permita generar un proceso creativo del cual surja la obra, y eso se debe sentir en la presentación, que todos estamos juntos contando una historia que el público quiere vivir. Hay que ser una persona muy creativa, tolerante y abierta, hay que tener todo controlado y medido y a la vez tener la flexibilidad para ser cosas nuevas, saber delegar cosas. En Bolivia, en el nivel amateur profesional y que pretende tener un trabajo más solido, pues... todos hacen de todo. Pero, sobre todo, el teatro es diversión y una forma de decirle a la vida que le agradecemos.

¿Cómo es por ejemplo en su país, México?
A.E.: Quizá es la forma de hacer las cosas, debido a que el teatro se lo reconoce como un oficio. Por ello están cada vez más preparados y por eso se hace más fácil una producción. También juega mucho el papel del Gobierno y apoyo de otras instituciones. Por otra parte, los mexicanos son retreateros por naturaleza, dominan el paisaje, donde van empiezan a brillar, ese es su carácter, aunque no es mi caso (risas).

¿Qué propuestas se vienen después de 'La locomotora loca'?
A.E.: Queremos recuperar el teatro de Jorge Rózsa, el padre del señor Eduardo Rózsa, que acribillaron en el hotel Las Américas. No por asunto político, sino porque él fue un pintor en Santa Cruz que influyó y también era dramaturgo. Tienen obras interesantes, hay una muy buena llamada "El Diluvio", que es un drama humano que hay que verlo, no se los puedo contar.

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