Tuesday, December 3, 2013

Revolución Jigote, entre la irreverencia y la sonrisa

REVOLUCIÓN | ARMADOS DE UNA SONRISA Y DE GANAS DE VIVIR MEJOR, MILES DE CRUCEÑOS SE ESTÁN UNIENDO A UN MOVIMIENTO SINGULAR QUE PRETENDE CAMBIAR SU CIUDAD.

Un movimiento revolucionario está comenzando a ocupar las calles cruceñas. Está decidido al cambio, y viene bien armado con soldados adoctrinados en su deber. Cada día más adeptos se suman a la causa, y al paso que va, sus resultados se verán antes de la fecha que sus fundadores han decidido como pauta para ver el avance de tal revolución. Es la Revolución Jigote, la revolución de la sonrisa, del buen vivir, del aprender a ser mejor ciudadano y por ende mejor persona, de cambiar a Santa Cruz para hacerla crecer en medio de la armonía y las buenas maneras, respetando las costumbres, empujando la cultura, y sobre todo la convivencia sin perder el humor. José Antonio Prado es el ideólogo de este movimiento, quien junto a varios amigos y entusiastas voluntarios, ha puesto a andar el proyecto que ya tiene sello de ciudad. En esta entrevista nos cuenta que ser Jigote es una tarea de todos y de cualquiera, y que otras ciudades bien podrían imitar este proyecto para darles a las nuevas generaciones un mejor lugar donde vivir.

OH! ¿Por qué nace la idea de este movimiento?

Por necesidad. La calidad de vida en Santa Cruz decae de manera notoria, y la calidad de la convivencia cae en picada con ella. Sólo una parte de los problemas urbanos puede resolverse con infraestructura y obras, y las instituciones públicas se dedican exclusivamente a eso, dejando un vacío muy grande en la promoción del desarrollo humano y particularmente en formación ciudadana. Hasta que las autoridades se pongan las pilas, toca formar con urgencia una generación de personas que conozcan mejor sus derechos y responsabilidades ciudadanas. Es decir, pensamos que la rueda puede empujarse desde cualquier parte, con tal de echarla a andar, y nosotros, como sociedad civil, queremos aportar con ese empujón desde nuestro ámbito de acción. Esperamos que poco a poco las instituciones públicas se pongan al día y comiencen también a empujar.

OH! ¿Cuándo y cómo funciona?

Comenzó a diseñarse en mayo de 2012 y se lanzó en junio de 2013. Funciona como una campaña de formación ciudadana que diseña campañas temáticas, capacita comunidades escolares y vecinales en normas urbanas y derechos ciudadanos, y busca servir de plataforma o "paraguas" a otros procesos de formación ciudadana existentes, para incrementar su potencia y efectividad.

OH! ¿Quiénes lo conforman?

Lo coordina el CEDURE, con la dirección general de José Antonio Prado y la dirección creativa de Federico Morón (Gatonegro Taller Creativo), pero han contribuido en su diseño e implementación más de una docena de instituciones y profesionales particulares, sin quienes no hubiese sido posible. Además, más de dos centenares de voluntarios trabajan con gran compromiso en sus diferentes actividades y emprendimientos.

OH! ¿Qué la hace característica?

Su principal característica es la irreverencia y la sonrisa. Pensamos que la sonrisa amable es la actitud que da inicio al proceso permanente de transformación para una ciudad mejor. Por ñoño que suene.

OH! ¿Cómo se mantiene económicamente?

Buscamos instituciones y empresas auspiciadoras, y les diseñamos campañas temáticas, asociándolas a temas urbanos, involucrándolas de ese modo más allá de una inversión económica. También hacemos convenios con empresas o instituciones para financiar proyectos específicos. Hasta el momento hemos contado con el apoyo del Colegio de Arquitectos de Santa Cruz, YPFB Andina, la universidad UDI, baterías TOYO, pollos Sofía, la fundación Desarrollo y Paz, la Editorial La Hoguera, entre otros.

OH! ¿Qué quiere lograr y qué apoyo de la ciudadanía tiene?

La Revolución Jigote quiere contribuir en la construcción de una ciudad más amable, más segura y más eficiente en un plazo de 10 años, con hitos medibles y monitoreo anual. Cuenta con el apoyo de una gran parte de la población que ha recibido el mensaje, y confiamos en que a medida que podamos llegar a toda ella, la gente va a seguir sumándose. Hemos conseguido también que varios medios de comunicación nos apoyen y funcionamos con una "patota" de voluntarios y voluntarias que hacen que la campaña tenga vida y que sea posible llevar adelante todas las actividades.

OH! ¿Cómo definiría a Santa Cruz cómo ciudad?

Una ciudad que atraviesa la más conflictiva adolescencia, con crisis de identidad incluida, toma de malas decisiones sin pensar bien en las consecuencias, apuro por "crecer" sin formarse y por llegar más rápido sin saber dónde. Pero con el espíritu sano, respeto por la libertad, una sonrisa "pandinga" (o sea fácil, rápida) y gran capacidad para la convivencia fraterna y amable, si logramos frenar las condiciones del deterioro.

OH! ¿Qué le falta y qué la hace especial?

Le falta recuperar un proyecto colectivo que implique dignidad para todos. Se puede crecer mucho y ser una ciudad pujante y moderna, pero si sólo se trabaja en el "hardware" y se descuida el "software" (la cultura) de la gente, esa ciudad no será sostenible.

OH! ¿Qué se debe hacer para promover el aporte cultural de forma espontánea?

Hay muchos frentes desde los que hay que actuar. El que hemos elegido nosotros es el de la educación no formal, la formación ciudadana como proceso permanente para que en 10 años tengamos mejores políticos, mejores funcionarios públicos y el círculo vicioso pueda romperse.

OH! Finalmente, ¿cuál es su concepto de un buen y de un mal ciudadano y quién puede ser jigote y quién no?

No es complicado conseguir que nuestro lado jigote domine al mojigote que todos llevamos dentro. Nuestra receta es "sonreí, respetá, cuidá", vale decir: dejá de contagiar malas vibras y más bien esparcí un poquito de buena onda en tu entorno inmediato; respetá los derechos de los demás; y cuidá lo que es de todos. De pequeñas cosas está hecha la realidad, así que cualquiera de nosotros puede transformarla.

OH! ¿De dónde el nombre por cierto...?

El nombre es sólo un divertimento que buscaba generar curiosidad y -lo confesamos- irritar un poquito a los excesivamente solemnes, porque creemos que la solemnidad es un obstáculo para el cambio.

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