Saturday, March 28, 2015

Sergio Mercurio: ‘Aquí perdí horizontes, cuestioné verdades’



El artista argentino conocido como El Titiritero de Banfield regresó a Bolivia tras seis años de ausencia para mostrar su trilogía ‘El titiritero de Banfield’, ‘En camino’ y ‘De Banfield a México’. Los tres diferentes espectáculos tienen como eje común el viaje que Mercurio comenzó en 1992 y que terminó en México en 2004. El espectáculo se presentó en el Espacio Simón I. Patiño de Santa Cruz del 20 al 22 de marzo. Hace 12 años que no está en la ciudad de Santa Cruz y espera regresar.

Se apagan las luces y llueven los aplausos. Ha terminado la temporada de El Titiritero de Banfield en el Espacio Patiño de Santa Cruz y hay fila para hablar con él, Sergio Mercurio. La gente se hace autografiar una postal, un libro o una de las películas que el polifacético artista argentino ha hecho. Gente que recién lo ha conocido le agradece por haberle movido “algo” en el corazón. La que lo conoce le agradece por haber vuelto. Hace 20 años que tomó su nombre artístico en suelo boliviano.

— Mirando hacia atrás, ¿cómo ve su carrera de titiritero?

— No creo en mencionar el término “carrera” para hablar de mi desempeño como titiritero. De hecho, si se piensa que lo mío ha sido una carrera, es muy posible afirmar que he tenido una carrera lenta. O que salí entre los últimos corredores porque demoré 12 años para llegar a México. Una locura, casi. De Banfield (Argentina) a México hoy en día no se demora más de 12 horas. Pero yo he construido un parecer al respecto del camino, del viaje, del andar. He sido alguien que viajaba, pero viajaba del modo antiguo, de un modo que escapaba al turismo. Para mí viajar ha sido quedarme en los lugares, conocer, adentrarme en las culturas, hacerlas mías.

— ¿Qué significa Bolivia para el Titiritero de Banfield?

— Bolivia es un país especial en mi vida. Fue el primer país en el que me detuve y fueron casi dos años viviendo, una parte en Yotala y otra en La Paz. En Bolivia empecé a sentirme latinoamericano, hice míos pareceres de los bolivianos. Estudié en el Archivo de Indias de Sucre, viví junto al Teatro de los Andes, formé un grupo de titiriteros en La Paz. En Bolivia fue donde empecé a perder todas las certezas, y cuestionarme mi origen. Aquí perdí horizontes, cuestioné verdades, en esa incertidumbre advertí que realmente poco conocía de mí mismo. Apenas podía afirmar que sabía de dónde había salido “Banfield” y que había empezado a aceptar que lo que estaba siendo era ser titiritero. Al menos eso decían los demás.

— ¿Cómo nació el nombre de El Titiritero de Banfield?

— Fue en Yotala, en marzo del 95 que me llamé El Titiritero de Banfield. Entré a Bolivia en enero de 1994, como parte del viaje que me conduciría a México, había estado el año anterior en el norte de Argentina en regiones que yo desconocía, donde empezaron los descubrimientos más exponenciales de mi vida. Cuando llegué en enero a Sucre visité el Teatro de los Andes y a partir de unos pequeños encuentros me invitaron a quedarme. En esa estancia fui armando lo que fue mi primer espectáculo de repertorio que se llama igual a mi nombre artístico. El ensayo general lo hice en la que era la antigua biblioteca del Teatro de los Andes. Después de allí, rápidamente hice una larga gira por toda Bolivia, fueron infinidad de bolivianos los que me ayudaron, los que se hicieron fanáticos de mi trabajo y los que me hicieron llenar lugares en distintos rincones del país. Yo viví de este trabajo por primera vez en este lugar. El espectáculo fue estrenado en marzo del 95 en un café de Sucre que se llamaba Tertulias y que estaba en la Casa de la Cultura.

— ¿Cuál es la importancia de la mirada y del silencio en la concepción de su espectáculo?

— Esos dos aspectos se han hecho pilares. Para crear hay que mirar primero alrededor, hay que mirarse, hay que mirar. El que mira puede observar lo que la naturaleza ofrece. Para el hecho creativo es importante también mirar y mirarse, yo sospecho que en los espectáculos cuando los títeres miran, apenas miran, solo miran, confirman que se comunican. Obviamente solo puede mirar quien está abierto a comunicarse. Mirar es por lo tanto, un principio para la comunicación.

— ¿Y en relación al silencio?

— Mis trabajos están llenos de silencio, al igual que están llenos de palabras, porque el silencio es el eco. Todo aquello que hemos hecho o dicho volverá a sonar en el silencio y sospecho que cuanto más cerca estemos de la belleza, el silencio traerá ese eco. La mirada es la comunicación en sí misma y el silencio es un eco. Presiento que en la combinación de ambas existe la posibilidad de descubrir belleza.

— ¿Qué significa para usted formar talentos en sus talleres?

— El taller que ofrezco una vez por año se llama Cinco principios para un comienzo, en búsqueda de la propia poética. Está destinado a artistas con o sin experiencia que sienten que aún no encontraron su decir, o que sienten que aún no los representa fielmente. Es un retiro de siete días en el interior de la provincia de Buenos Aires. Se seleccionan 14 personas por año. Y concurren actores, artistas plásticos, músicos, artistas de circo, clowns, escritores, cineastas y titiriteros. En esa experiencia, durante tres meses los seleccionados preparan trabajos con una guía y finalmente sucede el encuentro, donde se ahonda en el proceso. El taller comenzó en 2010 y el proximo año será el séptimo. Para inscribirse hay que descargar la ficha de inscripción de www.sergiomercurio.com.ar. Para mí, el taller es la posibilidad de devolver y compartir mi experiencia.

— ¿Qué deben hacer los paceños para tenerle de nuevo actuando aquí en La Paz?

— En distintos momentos pareció que mi retorno era un hecho, pero no sucedió. Desde hace un tiempo he decidido solo tener paciencia. Quizás tu pregunta encienda las respuestas.

Perfil

Nombre: Sergio Mercurio

Nació: 1 de enero de 1968, Banfield, (Argentina)

Profesión: Titiritero, director de cine y escritor.

Maestro

Desde 1992 realiza espectáculos de títeres para jóvenes y adultos. Luego de un viaje por Latinoamérica, de Argentina a México, incursionó en la literatura y dirigió dos filmes. Se presenta cada año en festivales en Europa.


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