El director de este grupo humorístico, Adolfo Mier Rivas, encontró en cada una de ellas un diamante en bruto, al que le urgía ser esculpido. Él aceptó el desafío y lo demás es historia.
Carolina lo ‘embrujó’ desde muy pequeña cuando formaba parte de Chapliniños. Esa vez tenía 12 años y ya mostraba cierto talento para las tablas; con el tiempo aprendió a bailar, cantar y actuar.
Su personaje estrella es el de niña inocente y humilde, y cuando lo lleva a las luces con su compañero Sergio Mier, sale a la perfección, porque con él empezó a crecer como actriz.
Roxana se integró a Chaplin con los talleres que realiza regularmente Mier Rivas en busca de nuevos talentos. Y su guiño con los escenarios fue más allá. Demostró ser muy lista para los personajes y también muy creativa. Así continuó.
Su talento le permitió interpretar diversos personajes, desde una enfermera un poco atolondrada pero sexi, hasta el de la amiga chismosa que no para de hablar. “Es un loro con metralleta”, dice su maestro.
A Paula la define una sola palabra: divertida. Su figura y su tamaño le permiten ser una actriz plástica, porque se puede acomodar muy bien con los papeles a los que le toca dar vida, como los de una gorda o de una señora mayor. Incluso llegó a encarnar, muy solventemente, a la Julieta enamorada de Romeo, pero con ciertas características del habla popular camba.
Así son las tres. Siempre con ganas de triunfar. Chaplin las catapultó a la fama y ahora son parte del show, Chaplin Birthday tuyu, el espectáculo con el que la compañía celebra sus 28 años de vida. Carolina forma parte de otro grupo, Libélula. Roxana conquistó a Pablo Manzoni y este la hizo magnífica, también es la encargada de RRPP de Chaplin y Paula es asistente en los talleres, las dos figuran en Brujangas
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