Müller presenta a sus cholas

Hurgar en el “yo” boliviano y plasmarlo sobre una pintura, eso es lo que vuelve loco al polémico y reconocido artista Alfredo Müller. Esta vez, no es la excepción. Mañana, a las 20:00, abre su muestra "Chola y Poder", en la sala chiquitana del Centro Cultural Santa Cruz (calle René Moreno 369), y espera que los asistentes puedan ver más allá de los colores y de la figura humana.

La raíz. Desde hace un año, el inquieto pintor estuvo preparando esta nueva exposición y para ello tuvo que viajar a La Paz, donde compartió su idea con la gerente de Rosario Importaciones, “Charito” Aguilar. Ella comanda una agencia de modelos muy singular, porque prefiere contratar a un grupo de cholitas, antes que a las jovencitas de tez blanca, 90-60-90.

Müller, creador de las vírgenes desnudas, obtuvo el consentimiento de dicha empresa y no volvió solo a Santa Cruz. Lo acompañaron 21 señoritas de pollera. Pero, él también dejó en el tintero a presentadoras de Tv, modelos y varones musculosos, para enfocarse en ellas, dejarse llevar por su pincel y lograr detener la realidad en un cuadro.

La misma esencia. "No se trata de cualquier cholita paceña, son modelos de verdad", insiste el pintor. Cuando habla se lo ve tan entusiasmado, que hasta da para pensar que su pintura dio un giro de 180 grados, sin embargo, no es cierto. Es el mismo Müller, solo que esta vez volvió a desafiarse a sí mismo y quiso hacer una pausa con sus “divos y divas” para adentrarse en lo que él considera que son un ícono de la cultura boliviana, las cholas.

Visión más amplia. ¿En vez de cholitas no pudieron ser cambitas vestidas de tipoy? "Santa Cruz debe dejar el provincianismo cerrado. No puede ser que la región, siendo el crisol de la bolivianidad, siga teniendo latente el regionalismo", explica, y de inmediato alcanza a acotar que también prepara otros trabajos acerca de la cultura chiquitana. Y remata: "Primero soy boliviano y después cruceño".

Sincero. Es un hombre sin tapujos. Se queja porque las autoridades principales de Santa Cruz, como el alcalde y el gobernador, no acuden a su exposición o porque ninguno de los dos tiene un cuadro elaborado por él en la oficina. "Si no vienen o no me apoyan no me interesa, los ignoro por su ignorancia", arremete y por otra parte está feliz con La Paz, porque allí encontró una mejor recepción de su arte. Culmina dando a conocer su sueño: pintar, algún día, a Evo Morales.