Pero lo más llamativo del evento será la competencia de cosplay, la afición de disfrazarse como personajes de anime, manga o videojuego. Imaginá encontrarte a Mario Bros y a Luigi, de Nintendo; a Shinji Ikari, de la serie Evangelion, o a Seiya, de Los caballeros del zodiaco.
El ganador de la competencia de cosplay irá al torneo nacional en La Paz para ‘pelear’ por el derecho de la representación boliviana en la disputa continental.
Así será la quinta versión de Vértigo, un festival que reúne arte, cultura y entretenimiento asiático.
Este año la sede será Buffalo Park, ubicado en el cuarto anillo, entre la avenida San Martín y canal Isuto.
Entre las actividades que se realizarán, desde las 12:00, está, además del desfile de cosplay, un concurso de dibujo, una competición de AMV (edición de video), un torneo de Tekken (videojuego), una demostración de artes marciales (karate kyokushin) y un torneo de Yu-gi-oh! (juego de cartas).
Quienes quieran comer podrán hacerlo en el patio de comidas, donde esperarán algunas delicias niponas, como yakisoba, sushi y korokke. Más de 35 expositores exhibirán videos, cómic, manga y mercadería relacionada con esta cultura. Y Animal de Ciudad será el encargado de cerrar el encuentro con un concierto.
Los ideólogos
La cita es organizada por Anime Pro, un club de amigos que decidió tomar en serio su hobby y emular las convenciones internacionales de este tipo. Soledad Rojas, Isabel Ocampo, Daichi Kato, Guillermo Cuéllar y Marioly Chuquimia están detrás de todo esto. Con casi ningún apoyo privado han visto cómo una ‘dañinera’ se ha convertido en uno de los eventos de entretenimientos más divertidos de Santa Cruz.
Entre los asistentes se pueden encontrar distintos testimonios, como el de Jiraya, de 35 años. “Uno conoce a varias personas con el mismo interés y entabla una amistad muy bonita. Antes de este evento yo era un tipo solitario que no tenía con quien compartir esta afición y me dedicaba a beber para relajarme, ahora el cosplay es una terapia que me desestresa”, explica el mecánico automotriz.
Carolina Limpias es una diseñadora gráfica que se involucró en el movimiento porque la novia de su hermano la introdujo. “Participo en cosplay y vendiendo discos de K-pop en las convenciones. Me encantaría que la gente conozca más de esta música, que a mi parecer es buenísima”.
Ronald López es un estudiante de Derecho en la Unifranz que llevará el traje de Sin rostro, de El Viaje de Chihiro, dice que por su tamaño a veces se complica la creación de su cosplay. “Por mi tamaño me toca trabajar en personajes grandes que no son excéntricos como los chiquitos, sino raros y misteriosos”, señala el joven, de 25 años.
Y es que estos jóvenes son seguidores de las series, cómic, manga o videojuegos y desde niños se sumergen en la cultura y se enamoran de la personalidad o característica de los personajes, como sucede con Mariluz Vargas, una estudiante de Bioquímica y Farmacia de la Udabol. “Las tiendas más importantes del país vienen a este evento”, enfatiza.
“Somos los extraños del grupo, nuestros amigos cuando nos ven disfrazados nos preguntan: ¿hacés teatro? Y tenemos que explicarles de qué se trata y por qué lo hacemos”, asegura Alejandra Terraza, de 21 años y estudiante de la carrera de Contaduría pública, de la Uagrm.
Marioly Chuquimia, uno de los pilares de la organización, confiesa que cada año es más difícil sostener el festival. “Lo hacemos porque nos lo piden, pero nos hace falta apoyo. Una marca de cerveza quiso auspiciarnos, pero no permitimos que se consuma alcohol, somos gente sana”
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