La labor del Centro Cultural San Isidro continúa sin el galpón donde funcionaba la mayor parte de sus actividades artísticas, educativas y sociales, luego de que la administración de este espacio pasara a manos de la junta vecinal de la UV 146, de los barrios San Isidro y Villa Bolivia. Mientras las instalaciones del centro albergan a una veintena de niños que pasan clases de inglés y formación ciudadana en el Huerto Escuela, los coordinadores aguardan algo más que la sensibilidad de las autoridades para poder encontrar un lugar que remplace al galpón.
El centro tenía a su cargo la administración y el mantenimiento del lugar, según un convenio que debía durar hasta el 2014, sin embargo, una nueva gestión en la junta vecinal de ambos barrios del Plan Tres Mil solicitó la devolución del local, construido con recursos gestionados por San Isidro. Según los directivos de la junta, la intención es dar cursos de electricidad, corte y confección, repostería y cotillón promovidos por la Gobernación.
Consultada al respecto, la secretaria departamental de Cultura y Turismo, Paola Parada Gutiérrez, indicó que mediante su cargo ha apoyado al galpón de San Isidro en algunas oportunidades, pero, sin embargo, nunca se había realizado alguna alianza. “Lamentablemente no tenemos tuición sobre el ordenamiento territorial del municipio”, mencionó la autoridad.
Por su parte, el director de promoción cultural de la Alcaldía, Luis Alberto Paz, recordó que el galpón no está bajo tuición de la dirección de Cultura y que en su momento se planteó integrarlo a los espacios culturales municipales para realizar proyectos, pero esta propuesta no prosperó porque los coordinadores nunca aceptaron esa iniciativa. “En la mayor parte de los centros hay programas que no solo los maneja la dirección, sino diversas instituciones. Conocemos la importancia del trabajo de San Isidro, pero hasta ahora no hemos tenido un acercamiento”, manifestó Paz, dejando entrever la intención de integrar al centro a las actividades municipales.
Pocos en los puestos
El presidente de la junta vecinal, Diego Justiniano, aseguró que el centro puede seguir desarrollando las actividades que venían haciendo y aclaró que la junta solo había pedido un espacio para llevar adelante otros tipos de cursos para los vecinos de la zona.
El coordinador de San Isidro, Fernando Figueroa, dijo que Justiniano hace tiempo viene diciendo que quiere llegar a un acuerdo pero al final de cuentas el galpón quedó en manos de la junta vecinal y que no pueden hacer nada. “Ellos nos hicieron llegar una carta y en tres reuniones nos exigían la devolución del espacio”, expresó Figueroa, que se quejó de la junta vecinal por correr la voz en la zona de que los cursos que hacía San Isidro no beneficiaban a los chicos del barrio
Opiniones
Julio Jordán
PROductor artístico
Las actividades deben seguir
Si la actividad cultural-educativa-deportiva continuará debe darse de forma activa y más organizada. Deben contactar a quienes llevaban adelante las actividades para que sigan siendo facilitadores y generar un programa en cada área para cada grupo de edades. Las autoridades deben reunirse con gestores culturales para copar los muchos sitios que seguramente están abandonados.
Edson Hurtado
Ministerio de culturas
Multiplicar la experiencia
No queremos ir por encima de las competencias municipales, pero podemos intervenir con la intención de colaborar, no solo en el tema económico, sino para establecer políticas de desarrollo. Nos vamos a reunir con la gente de San Isidro, porque nos parece un despropósito que se prive a la gente de un espacio como el galpón. Es un deber de todas las autoridades multiplicar esta experiencia.
El centro y la junta deben mostrar su plan de desarrollo para el galpón
Jhonnatan Tórrez - Coordinador Del Goethe
Es una verdadera pena lo que ha ocurrido, porque los que conocemos el trabajo que hace la gente de San Isidro somos conscientes de que está hecho con amor y dedicación. Cuando ellos ganaron el Mundial de Fútbol Callejero, todos se querían subir al carro ganador, pero luego, como pasa con muchas cosas en la ciudad, se los veía poniendo de su bolsillo para realizar sus actividades. Eso es voluntad.
San Isidro, además del movimiento cultural y deportivo, cumple una función en algo que está descuidado: la formación de públicos. Es un puente para llegar a la gente de los barrios. Con el trabajo de Juan Pablo, Fernando, y el ausente Marcelo Cadima, a quien nunca le escuché decir ‘no se puede’, ¡siempre se podía!
Una solución al conflicto es que San Isidro y la junta vecinal muestren su plan de desarrollo para ese espacio y que se lo den al que tenga mayor impacto en la comunidad. Estoy seguro de que San Isidro tiene la absoluta capacidad para ello.
Más allá de los pataleos políticos, el desarrollo cultural en Santa Cruz responde a la emoción, a lo emergente del momento, pero no hay una planificación estratégica enfocada en el desarrollo cultural. Por ejemplo, ninguno de los gestores culturales (y los que se jactan de serlo) conoce el plan de desarrollo departamental ni el nacional. ¿Cómo quieren construir y hacer incidencia a nivel cultural si no tienen el marco de trabajo?
San Isidro debe ser reconocido por su trabajo, y por el efecto que ha tenido en su comunidad, las autoridades deben reconocer eso, y dar el espacio y el apoyo a la gente que trabaja en serio
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